Por:
Wenceslao Rosell Urquiaga.
CAPITULO
I.
Generalidades.
Hay
personas que con respecto a la enfrenadura del caballo nacional dicen ser
poseedores de secretos, y como nunca suelen comunicarlos, se van perdiendo en
forma lamentable para las futuras generaciones. Están ellas relacionadas con
aquello que los criollos llaman enfrenadura del caballo nacional, y que, por no
haber al respecto nada escrito que yo sepa, ello también me ha decidido a
escribir este folleto llevando al ánimo de mis amigos lectores el
convencimiento de que el enfrenar no es cosa baladí o empírica que se puede
hacer al acaso o al capricho cuando se ignoran las causas de los movimientos,
que se piden al animal o aquellos que se les enseña, realizándose la susodicha
enfrenadura por mera imitación y nada más, pero sin el cuidado paternal,
digamos así, y arte necesario: cuidado y arte que solo los dan la vocación
innata del jinete o equitador instintivo, valga decir, que son muy raros.
La
ciencia de conocer y guiar el caballo es compleja por su naturaleza misma. Y,
sabido es que hay dos métodos para llegar al conocimiento de toda verdad
científica: observación y experiencia.
Pues
bien, mi experiencia y observaciones me hacen opinar que debe tenerse como
axioma de enfrenadura y equitación que, para educar este animal, noble
compañero del hombre, todo aficionado debe tener presente que da mejor
resultado y es más positivo usar continuamente de solicitudes y caricias que
emplear equivocado rigor.
La
causa de esta ley deriva de que en el sutil instinto de la bestia predomina el
factor recuerdo sobre el factor inteligencia. Muchas veces he comprobado que el
caballo recuerda siempre una caricia oportuna y no olvida fácilmente el castigo
indebido.
Entre
los árabes, que son los jinetes que más aprecian y sienten, a la par que saben
agradecer los servicios del caballo, se observan proverbios muy bellos y
comparaciones distintas como: "solicita la limosna de la mano de una
mujer", “con sus cascos hiere a su enemigo en la cara".
El
aficionado no debe ignorar tampoco que el caballo, a través de la historia universal,
ha sido muchas veces el elemento decisivo en grandes acontecimientos y en los
más novelescos actos bellísimos y elegantes, privados al ser humano. La clásica
época caballeresca de la edad media ha dado al hombre un nuevo nombre:
“Caballero”, título bastante de cortesía, nobleza y finura, derivados, sin
disputa, de la admiración con que se mira al hombre que está montado
arrogantemente a caballo.
Por
estas razones no me cansaré de recomendar que a toda obediencia de lo pedido al
caballo o al ejecutar éste el movimiento con el equilibrio buscado, debe de
inmediato el jinete acariciarlo, recompensarlo con azúcar -pues es muy goloso-,
sin el temor de lo que se dice cuando al hombre se le recompensa o aplaude su
obra de bien: "cuidado que se puede engreír como una bestia". En esto
el caballo nos enseña que no se engríe como la generalidad de los hombres, sino
que se muestra contento, toma alegría y se adorna al hacer las cosas bien.
Cuantos
ejemplos se podrían tomar de los llamados despectivamente bestias, en el
sentido de agradecimiento. A propósito de recompensa y engreimiento voy a
narrar dos casos curiosos, por tener testigos para citar.
El
uno: Durante ocho años que tenía yo a “Tarzán" acostumbraba al llegar o
salir de "Matazango" -fundo donde trabajo- de saludarlo y despedirme,
y en el resto del día por tenerlo muy cerca lo acariciaba al pasar o le daba la
voz, y lo montaba diariamente. Bien, en 1941 adquirí en Buenos Aires un caballo
de raza Orloff, negro entero de color, y en los primeros días de tenerlo en
"Matazango", por la novedad y deseo de saber lo que daba, a diario
entraba a su box, le llamaba por su nombre ("Otello") y le daba
azúcar, y por supuesto lo montaba, comenzando su educación. "Tarzán"
de quien me olvidé en esos días miraba por la ventana de su box, vecino.
A
los 8 o 10 días de esto entré al box de “Tarzán" y pasando al interior
como de costumbre lo llamo por su nombre, y al no acercarse lo llamo con
imperio y le miro la cara, la que tenía una expresión de fiereza, todos los
músculos contraídos, y a poco tira las orejas atrás y se me viene a tarascadas.
Me defendí lo que pude con el sombrero y al no dominarlo llamé al mayordomo de
la chacra don Federico Carrillo, que estaba cerca, quien al entrar al box
consiguió hacerlo retirar. No lo castigué, le hice cariño y desde entonces,
aunque no lo monte, lo acaricio. ¿Piensan o no los caballos para que les
despierten y manifiesten los celos?
El
otro: De esto hace solo un mes. Despierto a media noche fatigado por una
terrible pesadilla en la que estaba viendo que "Tarzán" se moría, le
cuento a mi señora y continúo durmiendo. Al día siguiendo en la mañana estando
en la Hacienda Puente, les digo a los señores Mario L. Cánepa y César
Victorelli: que maltratado estoy por la mala noche, y les cuento la pesadilla.
Transcurre el día sin ir a "Matazango" a pesar de tener un constante
deseo de hacerlo. Al fin, tarde ya cerca de las 6 p. m., estando en Lima salgo
para "Matazango” y al bajar del auto le digo a Genaro Carrillo -cuidador de
"Tarzán"-, cuida mucho al “viejo", que así le llamo a
"Tarzán”, porque anoche lo he soñado que estaba muriéndose y me contestó
"está muy bien"; busco al mayordomo don Federico para averiguar lo
del día y a poco viene Genaro y me dice; "Señor, Tarzán está muy mal"
. Entro al box y lo encuentro rígido sin ningún movimiento, efectivamente se
estaba muriendo. Quiso la suerte que diagnosticara una retención de orina, lo
trato como tal y más o menos a las 9 de la noche, consigo que evacue la vejiga,
e inmediatamente da casi un relincho y comienza a morderme la manga y solapas
del saco, forma que tiene de acariciarme ¿Fue esto o no una transmisión de
pensamiento?
CAPITULO
II
Constitución
y características
LA
CABEZA
La
cabeza descarnada, algo pequeña, perfil recto y ligeramente curvado (siendo el
perfil acarnerado, también característico), el hocico breve, la quijada fuerte,
pronunciada y redondeada; la cabeza es de frente amplia y hocico estrecho
(cabeza de ataúd). La oreja es pequeña, suave, móvil, flexible y acaracolada. La
frente amplia, ligeramente combada, los ojos redondeados y tranquilos se hallan
bien separados y se encuentran situados en la parte más baja de la frente, los
ollares son alargados con el ala externa pronunciada. La boca es pequeña, de
labios delgados y mentón recogido. Encontrándose las ramas de la quijada
fuertemente separadas.
EL
CUELLO
El
cuello corto, grueso y convexo, musculoso y flexible con abundante crin sedosa.
EL
DORSO
La
cruz poco saliente y carnosa; el dorso ligeramente ensillado, ancho y
moderadamente corto, modelando un amplio tórax; el riñón es corto, ancho
musculoso. La grupa ligeramente inclinada, ancha y algunas veces partida. Pecho
amplio, sobresaliente, con encuentros muy separados, correspondiendo a un tórax
profundo con costillares bien arqueados. La espalda es un poco inclinada, el
brazo y antebrazo musculosos y firmes. Los costillares largos y fuertemente
arqueados dan gran amplitud torácica. La ijada y vientre son cortos y
redondeados. La cola de crin espesa y ondulada con inserción moderadamente baja
y pegada a las nalgas, las que son alargadas descendiendo hasta cerca de los
corvejones, que son acodados y secos. La rodilla es amplia y fuerte
proporcionada en relación con los miembros, las cañas son cortas con tendones
rectos y destacados. Los nudillos redondeados y secos, las cuartillas finas,
ligeramente inclinadas dando la sensación de flexibilidad. Los cascos son
cortos y duros. La piel es suave, delgada, cubierta con pelo fino y brillante,
siendo los pelajes de color entero los más buscados, así como los moros y
almendrados.
CAPITULO
III
Descripción
de su andar
Para
que sea más claro este tema que por las opiniones en contrario que me han
sostenido algunos aficionado, pues yo sostengo que su avance es lateral y su
apoyo es diagonal, saliendo o siendo el resultado del intermedio de estos dos
extremos, del trote que su avance es diagonal y simultáneo la levantada de
tierra del posterior derecho y del anterior izquierdo, y del
"huachano" que su avance es lateral o sea posterior derecho y
anterior derecho con la misma simultaneidad que el trote, paso a describir el
"caballo motor', que está formado por:
1º
-Un regulador.- de la velocidad en la marcha y éste es la cabeza: a mayor
altura menor velocidad.
Este
regulador tiene un punto neutro para no permitirle el apoyo en el bocado
(cargarse) ni destapar (nariz al viento).
Este
punto neutro todos los caballos lo tienen, unos a más y otros a menos altura de
la cabeza según la forma y largo del cuello, y se encuentra poco a poco, desde
luego, con el uso atinado hasta que la comprendan, y el jinete lo encuentra
levantando una de las riendas del bocado, si es en línea recta cualquiera y si
es en círculo la de afuera para levantar la cabeza.
Conseguido,
se toca con el estribo, talón o espuela al pelo en la cincha para bajarlo (la
espuela al pelo y en la cincha es el bajador por excelencia muchísimo más
poderosa que los distintos bajadores o martingalas) digo estribo, talón o espuela dependiendo su uso del brío o sensibilidad del caballo que se monta; en
ese subir y bajar cuando el caballo deja de cometer la falta citada es el punto
neutro que conviene conservar o sea el tacto en la boca;
2º
-Un motor.- La forma la parte posterior desde los riñones, y su dominio lo
ejerce las piernas y espuelas, el bocado muy suavemente, actuando las piernas
en combinación con los estribos, talones o espuela a la cincha, lo frena, es
decir los posteriores van adentro bajo la masa.
Si
esas ayudas se retienen en forma suave e intermitentemente no puede avanzar,
está frenado; principio de concentración.
De
esta actitud que se le ha colocado cambiando la espuela o talones hacia atrás
de la cincha, se le acelera para partir la marcha hacia adelante, sin permitir
que antes haya hecho movimiento de retroceso de uno u otro posterior, si lo
hubiere hecho volver a la actitud de frenado y acelerar enseguida, conseguido:
principio de impulsión .
Lámina
1
Caballo “Atila” 1er. Premio en la Tercera Exposición Zootécnica Nacional en 1935. Propietario W. Rosell, Criador Luis Ganoza V., hacienda “La Encalada” Trujillo, Jinete tomado al azar. A más de su mecanismo descrito del caminar, obsérvese el levantamiento de espalda, libertad de pecho, cuello alto, línea de la vertical de la cabeza, riendas sueltas o sea sin apoyar, energía en su actitud, todo aproximado al equilibrio de la Alta Escuela. Enfrenado por el maestro Francisco González, en Trujillo.
3º
-Un amortiguador.- que es el tercio anterior que solo se hace presente en la
combinación del motor y el regulador;
4º
-Una llave.- que viene a ser el riñón que permite frenar con su contracción y
en su elasticidad o facilidad de movimiento, permite romper la marcha.
El
vapor de este motor o su fuerza lo da el conveniente uso de frenar o romper la
marcha con la atinada cadencia de la mano, pues el continuo uso del frenar y
arrancar lo violenta; a mayor violencia mayor motor (principio también de
impulsión).
Como
se ve la importancia del motor-caballo está en sus extremos, cabeza y
posteriores, ayudados grandemente o permitidos actuar por los riñones que
sirven de bisagra.
Aceptado
este principio o comparación en el que queda claro que el avance del caballo de
paso es lateral, pues iniciado su movimiento con uno de sus posteriores que son
el motor sale el anterior del mismo lado, y siendo así, paso a describir su
andar o caminar.
Se
mueve el posterior izquierdo y entra bajo la masa mandando la salida del anterior
izquierdo, el posterior izquierdo toca tierra y el anterior está todavía en el
aire, quedando el caballo, en apoyo diagonal o sea posterior izquierdo y mano
derecha; el posterior derecho que quedó atrás se levanta para que al tocar
tierra el anterior izquierdo entrar bajo la masa pisar o pasar la huella que
deja el anterior izquierdo, así alternativamente. (Lámina Nº 1).
Con
esta explicación solo me queda definir a continuación cada uno de los que
llamamos "piso".
Primero:
El "SOBREANDANDO".
Es
el cual en su ejecución y taconeo al oído es más unido debido a la inmediata
sacada del anterior con relación a la metida bajo la masa del posterior. Este
paso es el de mayor actividad y constituye uno de los de mayor avance (siendo
el más fácil de obtener artificialmente por un trabador).
Segundo:
El "PASO LLANO".
De
este hay varios y son:
a)
"PICADO" El más difícil de llegar a diferenciar del
"sobrenadando” pues solo se diferencia en un pequeño atraso del movimiento
del posterior con el anterior, haciendo un pifiada y por esto agudo su taconeo
y al caminar levantan la espalda y por consiguiente al tocar tierra lo hacen
con mayor fuerza. El levantamiento de la espalda y golpe de la mano es muy
visible a la vista y al jinete que lo monta.
Los
caballos que dominan este paso son muy raros y los que lo tienen se presentan
con las siguiente características: arrogantes con juego en el pecho y con la
cabeza levantada, mucho entusiasmo. Todo esto producido por su natural alegría,
impulsión o voluntad y deseo de caminar;
b)
"EL GATEADO" Cuyo principio de ejecución es semejante al anterior
diferenciándose de él por lo tranquilo y porte, por su suavidad y gran avance,
así como es el piso que menos varía o nunca lo varía ya sea caminando despacio
o a todo andar.
A propósito de este "piso" debo decir que en el Concurso a que
me he referido al principio de este folleto, hemos visto tres animales que lo
lucían: una yegua “Mariposa” del señor Santiago Acuña, y dos potros. Los potros
"Limeñito" de los señores Aspillaga Anderson, y el
"Príncipe" del señor Federico La Torre Ugarte (padre e hijo) que en
su andar creo se les puede comparar con un nadador
a brazadas contra la corriente, pues en el formidable caminar de estos caballos
a más de verlos cogerse de la tierra en su gran avance, daban la ilusión que
era la tierra la que se deslizaba bajo sus cascos.
c)
“EL BOBO” Cuyo principio de ejecución es semejante a los anteriores y
diferenciando de ellos por lo pausado, por el taconeo fuerte y porque en su
porte llevan la cabeza más bien baja con pequeños movimientos de oscilación.
d)
"EL GOLPEADO" Cuyas características son: atraso en la combinación de
patas y manos que ha descrito y por ello fáciles de tomar la diagonalización
(trote) gran levantamiento de las espaldas y mayor golpe en su actitud de los
anteriores al posar tierra.
Estos
caballos en la ciudad de Trujillo, los poquísimos aficionados a montar el de
trote, que habíamos, nos servíamos de ellos a los cuales después de cortarle la
cola (como se usaban entonces los de trote), y darles el aspecto de tales con
el galápago y las riendas, los trabajábamos en la arena muerta del mar,
cruzábamos terrenos surcados, etc., etc. Valiéndonos de estos medios los
forzábamos sin pararlos salir al galope consiguiendo su diagonalización o sea
el trote.
De
los pasos hasta aquí descritos la superioridad de cada uno de ellos entre sí se
resuelve al escoger el mejor por la soltura con que lo ejecuta, distinguiéndose
ésta por la mayor metida bajo la masa de los posteriores lo que hace pisar o
pasar la huella de los anteriores, salvo el caso del "Gateado" que
como lo hemos visto es a brazadas posando las manos muy hacia adelante del
aplomo no permitiendo que los posteriores lo alcancen; pero, siempre bajo el
centro de gravedad.
Contribuye
a valorizar cada uno de estos "pisos" a más de la soltura al
ejecutarlo, el porte elegante y distinguido, la demostración de gran carácter,
el juego de pecho, el recogido de manos, el arboleo, el bracear y todo aquello
ejecutado con armonía y diremos con orgullo, por ser estos los únicos que lo
ejecutan.
Dejo
de describir el llamado "Aguilillo" por no considerarlo entre los
"pisos” de valor, pues viene a ser un sobreandando menudito, sin ninguna
elegancia.
CAPITULO
IV.
Equilibrio.
Equilibrio.
Antes
de entrar a tratar de la enfrenadura, que desde luego me anticipo a decir que
lo que al respecto se les enseña es muy poco, quedando reducido a: círculos,
vueltas, medias vueltas, sentada y cejada, que concretándose, a eso en breve
tiempo puede aprender, justificando sólo la demora de un año que acostumbran
los chalanes para entregar los caballos educados a nuestra usanza,
precisamente, a más de lo que llamamos "asegurado" que es estar en su
piso fijo y definido, con la boca suave sin cargarse o apoyarse en el bocado.
Esto viene a ser el equilibrio para lo que nuestros chalanes no tienen más
recurso que el tiempo, eso justifica la demora.
¿De
dónde nos quedó el equilibrio de la Enfrenadura de nuestros caballos...? ¿De la
equitación española o portuguesa?
Yo
no sé la influencia que pudo haber en el Virreinato de una u otra, mi concepto
es que fue la portuguesa. La escuela española según la vimos con el gran
“Cañero”, célebre rejoneador y desde luego equitador español, es su equilibrio
en las manos, con cuello algo bajo desde luego espaldas también bajas,
dominando la cabeza con las largas piernas de los bocados que usaba, y con esta
actitud los posteriores o el motor sin estar constantemente bajo la masa por su
poca elevación del cuello quedando derribados o sea apoyados hacia adelante.
En
vez el elegante equitador portugués don Ruy Da Cámara, de fama sobresaliente En
España y Portugal de quien he leído halagadoras críticas en periódicos de
España, en que se le llama? "el caballista de todas las épocas”, dominaba
la cabeza con la espuela al pelo y a la cincha sin usar el bocado, mandaba
fuertemente y sostenía el motor bajo la masa con cuello alto a todo lo que daba
el caballo, en una palabra tenia al caballo en toda la presentación entre las
piernas y manos o sea en "alta escuela', perfecta y constante, que por
aproximarse su actitud en el equilibrio a la actitud de nuestros caballos, es
mi opinión que de allí nos quedó.
Ya
que me he referido a la alta escuela, voy a describir muy lacónicamente
prescindiendo de toda figura retórica, aunque el arte de la equitación (que
viene a ser solo esta parte) para quienes poseen el don de escribir en prosa,
es tema precioso que, con conocimientos técnicos, puede brindar a los lectores
un placentero entretenimiento transportándolos en alas de la imaginación a los
campos del ideal máximo.
La
equitación como arte es llamada la más difícil de las artes, pues se ejecuta a
diferencia del pintor, del músico o del escultor, con un ser animal de
inteligencia y voluntad como es el caballo.
Como
ya he dicho, creo necesario esta descripción porque juzgo que la actitud de
nuestro caballo bien enfrenado es el de la Alta Escuela. siendo esta actitud o
equilibrio más fácil de conseguirla en el caballo peruano por su nobleza a la
vez que gran carácter, brillo en la boca y a la acción de las piernas, tacos o
espuelas, dando facilidad para el tacto ecuestre porque sus avances son llanos,
es decir sin el salto de la diagonalización del trote.
Bien,
para describir este equilibrio de Alta Escuela, diré que al Paso, al piso o al
galope o cualquier otro aire deben llevar la cabeza a la altura que su cuello
le permita al jinete encontrar el punto neutro en el apoyo de la boca en el
bocado, vertical la línea de la frente o un poco adelante, (Lámina 2).
Lámina
2
Contraídos los riñones en proporción a la altura de la cabeza, desde luego posterior al centro de gravedad, y por estos movimientos la espalda libre y marcada hacia arriba con expresión en sus músculos, ojos, orejas y metida de los posteriores, de gran carácter demostrado por el deseo de andar o impulsión natural o dada, indispensable para tomar esta actitud o equilibrio.
Todo
esto, armónicos con la monta del jinete completándose con esa impulsión, o
deseo de caminar o estado de violencia no sea una defensa, permitiendo en ese
estado al caballo a someterse no sólo a la acción de las ayudas materiales,
sino a obedecer casi a la transmisión del pensamiento, llegando a entregar la
mandíbula inferior¡ al contacto de la rienda, que el caballo nuestro lo manifiesta
no por efectuar el saboreo del bocado con la boca seca en un abrir y cerrar la
boca, es decir mover las dos mandíbulas continua y desordenadamente, sino
subiendo y bajando el puente del bocado en busca de apoyo y con la boca húmeda.
En
este estado al hacer el saboreo lo hace moviendo solo la mandíbula inferior.
Como se comprenderá desaparece toda resistencia al bocado accionado por la
mano, ya sea marchando directamente o al pedirles algún movimiento, al
sentarlos y al cejarlos, quedando el caballo como se dice a voluntad del jinete
o sea metido y dominado entre las manos y las piernas.
No
hay que confundir esto que es enfrenadura con la no cargada, ya sea por falta
de voluntad para caminar más ligero u obedeciendo al “piso" rítmico
enseñado con las continuas paradas sin concentrar y llevando la cabeza delante
de la vertical. Estos caballos así se les llaman "bien entablados" y
no les corresponde el “bien enfrenados".
En
todo lo anterior las riendas no deben estar cortas, sino flojas para permitir pasar
la impulsión, pero siempre listas a establecer contacto, permitiendo así la
libertad del cuello, con lo que se siente claramente crecer al caballo, pues da
la sensación que se sube sobre las manos. Es entonces, y solamente entonces,
cuando el jinete puede hacer la gala de cambiar las riendas por débiles cintas
de papel. El equilibrio así descrito viene a ser el del caballo perfectamente
enfrenado cuyas reglas de movimiento más adelante las daré.
Lámina
3
Caballo “Califa”.- Propietario, señor Fernando Reusche.- Hacienda “San
Fernando”, Pachacamac. Enfrenador: Amador Carrera.- Montado por Eulogio
Vilches.- (Bastante bien enfrenado dentro de los errores actuales).- Nótese el
doblez del cuello, el entregar del hocico bajo, la pérdida de altura del cuello,
su desequilibrio absoluto dando la impresión que si se le empuja de adentro
puede caer. A este caballo lo he montado y a mi concepto tiene extraordinarias
condiciones para una enfrenadura de lujo.
Referencias:
Guillermo Pinillos Llontop; Solar de las Calderas
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